

F. FRANCO. A CORUÑA. A coruña
Lo suyo es esencialmente la enseñanza de las matemáticas pero, dentro de ese mundo, pertenece a una especie singular a la que le gusta la popularización de esta ciencia. El humor ha sido un instrumento del que se ha servido para ello y así ha publicado en Ariel Vitaminas matemáticas. Cien claves sorprendentes para introducirse en el fascinante mundo de los números.
-Difícil empresa la suya, cambiar la cara de las matemáticas...
-Es mi obligación como profesor intentar que en la educación de las matemáticas se tenga una visión positiva de algo que es tremendamente útil para todos hoy en día.
-O sea que se pueden divulgar las matemáticas sin descafeinarlas...
-Claro que es posible hacerlo y se consigue presentando su cara amable, aspectos que tengan atractivo y provoquen la curiosidad en la gente. Una vez seducidos ya pueden entrar a enterarse de las cosas, profundizar en ellas.
-Ya le hubiera gustado a usted haber empezado así esta asignatura...
-Eran otros tiempos pero es evidente que las posibilidades que hoy tenemos para presentar una enseñanza de las mismas más atractiva son infinitamente superiores a las de antes. Internet, las imágenes...
-Para comprender el universo ¿se necesita pensar en términos matemáticos?
-Sin matemáticas es imposible comprender el universo, es imposible el progreso científico y técnico, es imposible llevar una vida cotidiana normal.
-No me diga que no se puede salir de casa sin matemáticas encima...
-Pues se lo digo, aunque hablando de conocimientos básicos. Un ciudadano cualquiera las necesita para tener un espíritu crítico y reflexivo, para poder discutir, exigir cosas... Piense en hipotecas, financiaciones, resultados de análisis médicos, gráficos o números de cambios climáticos que están en los periódicos... Contribuyen a la democracia porque suponen el acceso de todos a criterios cuantitativos.
-Con las computadoras ¿para qué multiplicar de memoria?
-No, no. Las tablas de multiplicar deben seguirse aprendiendo bien y de memoria; o como hacen escuelas norteamericanas de hoy en día: tablas de multiplicar cantadas a ritmo de rap.
-Pero ¿por qué las matemáticas provocan tantos odios entre la gente?
-A lo mejor porque como labor de aprendizaje es más exigente que otras: no puedes entender algo si no has entendido lo anterior, son de conocimiento acumulativo. También es verdad que ha habido metodologías y profesores que no han sabido darle una aproximación más amable, lúdica, atrayente...
-Yo, un congreso de matemáticos, lo veo como una reunión de ascetas aburridos...
-Quizás este oficio tenga alguna característica común como el despiste, el abstraerse de la realidad... pero además de los congresos de matemáticas hay una gran cantidad de congresos de profesores que creen en la innovación, en nuevos métodos. En Galicia existen dos asociaciones que son muy activas y se han organizado magníficos congresos.
Una vez resuelto de forma matemática el juego de las damas y con los humanos recién adelantados por los ordenadores en la carrera casi infinita por dominar el ajedrez, el matemático holandés Ben van der Genugten asegura haber demostrado que en el póker es más importante la habilidad que el azar. El ‘descubrimiento’ no es una mera curiosidad más o menos científica, sino que tiene implicaciones legales, dado que en muchos países los juegos de azar están mucho más controlados (e incluso penados) por las leyes.
Los jugadores profesionales saben desde hace décadas lo que Ben van der Genugten sostiene haber probado con fórmulas matemáticas. Experto en probabilidad y estadística, el profesor explica que en el póker el factor suerte tiene un papel mucho más pequeño que el del aprendizaje. El profesor sostiene que la diferencia entre un buen jugador y un principiante contrarresta con creces el indudable azar con el que son repartidos los naipes (si se excluyen ases en la manga y otras trampas, más propias de las películas que de los torneos de verdad). Eso explicaría por qué los mejores profesionales quedan con regularidad en los primeros lugares en los campeonatos importantes, como las series mundiales que cada año se celebran en Las Vegas.
La fórmula del póker, desarrollada por Ben van der Genugten con ayuda de Peter Borm, profesor de matemáticas y de la teoría de los juegos, establece la relación entre habilidad, azar y aprendizaje. Su principio básico es que cuanto menos influye la suerte en un juego, mayor importancia cobra la habilidad.
Según el teorema de Genugten, el nivel de habilidad equivale al efecto aprendizaje dividido entre ese mismo efecto aprendizaje más el efecto del azar. El efecto del aprendizaje no es otra cosa que la diferencia en la actuación entre un principiante y un jugador experto.
Según esta fórmula, se puede establecer un índice de habilidad para cada juego, cuyo valor varía entre cero y uno. Así, un juego totalmente dependiente de la suerte tiene un índice de habilidad de cero, como la lotería o la ruleta. Por el contrario, en el ajedrez o las damas el índice de habilidad se aproxima al uno absoluto, por cuanto la suerte no tiene incidencia o es prácticamente despreciable.
Según la fórmula de Van der Genugten, la mayoría de los juegos de casino, con los que las leyes de casi todos los países catalogan al póker, tienen un índice de habilidad de cero o muy cercanos a cero. El blackjack es una ligerísima excepción, ya que tiene un índice de habilidad de 0,049, insuficiente para que un buen jugador se asegure la victoria, pero útil al menos para minimizar las pérdidas y, si la suerte acompaña, maximizar las ganancias. En el caso del póker, el índice es muy superior y llega a 0,4. Suficiente para asegurar el éxito de los mejores, al menos a largo plazo.
Toda esta argumentación ha llevado a Van der Genugten a dirigirse a la Corte Suprema holandesa para intentar cambiar la legislación de su país y acabar con el monopolio de los casinos, los únicos que en Holanda (y en España) pueden organizar partidas y competiciones de póker sin salirse de la ley.
Este blog tiene una doble finalidad: aportar materiales complementarios para alumnos de enseñanza secundaria y compartir experiencias con otros profesores.